miércoles, 28 de octubre de 2015

CAVALLO: "MACRI TIENE LA SOLUCIÓN"





Esto acaba de decir Domingo Cavallo, el que estatizó la deuda de las grandes empresas, el que creó la perversa fantasía de la convertibilidad. Veamos entonces cuál es esa solución que tendría Macri.

Cuando no tenía necesidad de capturar gente indecisa para una elección y estaba representando el “cambio”, suelto de lengua en el elemental léxico que maneja, Macri destacó su admiración por el brigadier (R) Cacciatore, intendente de Buenos Aires, ciudad que todavía no era “autónoma”. Es decir, delegado de las autoridades nacionales, o más precisamente de la Fuerza Aérea. Dijo muchas otras cosas, pero centrémonos en este personaje nefasto.

Nombrado por el genocida Videla, volvió del exilio en Uruguay como capitán pasado a retiro por el peronismo. Había sido piloto de uno de los aviones que ametrallaron y bombardearon la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 produciendo casi 400 civiles asesinados bajo la consigna MATEN A PERON.

Al asumir, comenzó distintas reformas autoritarias en la estructura municipal, reformas que se mantienen intactas aunque hayan cambiado las formas y personajes. Así, por ejemplo, el titular de la Agencia Gubernamental de Control (ex Inspección General) es un mayor retirado, veterano de la guerra de Malvinas, carapintada, hijo de un general que comenzó a ser notorio como interventor de la CGT en 1955 (cuando desapareció el cadáver de Eva Perón) y posteriormente ocupó diverrsos cargos en la época de la proscripción peronista y la dictadura cívicomilitar.

Macri tiene un estilo distinto al de Cacciatore. Aquel, el de aquella intendencia, era un reducto semi-militarizado de la Fuerza Aérea. Este es el modelo del ultraliberalismo sin control, funcional y subordinado a las grandes empresas, de menosprecio de lo público, o mejor, de virtual privatización de lo público en favor de los poderosos, los adinerados, etc. Ambos estilos conviven porque defienden los mismos intereses aunque ahora los “fierros” no son los uniformados.

Los “fierros” de esta Nueva Derecha consisten en presentarse como carentes de ideología, y ese ocultamiento es precisamente su perversión: sólo existirían la gestión y la gente, el metrobus, la bicisenda y la subtemetrocleta.

Son verdaderos sinvergüenzas apoyados en la desmemoria y el disciplinamiento social. La gente, su gente, es un colectivo amorfo que ni siquiera tiene rango de persona. La gestión significa contentar a la gente con vidrios de colores, escondiendo (pero a la vez operando sobre) a los que ni siquiera llegan a la categoría de gente, a los desechables. Además, Cavallo le devuelve asi el favor a Macri porque estatizó la deuda externa de Caciatore correspondiente a AUSA e Interama.

Macri es la restauración conservadora que ha enamorado al 34% de la población. A una población que añora en parte al menemismo, en parte a la tablita cambiaria, una población que ha olvidado el 2001, o lo entendió mal, o no valora lo realizado desde 2003, o no cree que el Estado deba existir o entrometerse en su actividad privada. En todo esto tienen centralidad los medios de comunicación hegemónicos, teniendo en cuenta que el poder político es todavía una parte, sólo una parte, del poder real. Hay condiciones objetivas y subjetivas que determinan ese “todavía”. Esta caracterización será lenguaje anacrónico, antiguo, pero vigente en cuanto a la cosa en sí, una cosa en sí que se va transformando sin controlar todas las variables.

El gran peligro que se abre ahora es que se quiere crear una falsa sensación de descontrol. El kirchnerismo deberá ampliar su base social, sea cual fuere lo que cada uno opine sobre Scioli.










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