Queda claro que la lucha política está planteada entre la
posibilidad de consolidar un proyecto nacional y popular o continuar con la Argentina
neocolonial representada hoy con unos personajes opacos y mediocres.
Con la elección de la fórmula Scioli-Zanini, primero está la Patria. Sé que esta opinión ha despertado todo tipo de críticas
a derecha e izquierda.
Es preferible tener a Scioli adentro porque en esta época de despolitización e influencia
mediática, el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires encabeza un
fenómeno de difícil explicación pero que está a la vista: tiene un envidiable
poder de movilización y ese es acaso su
principal capital político sin quedar enteramente clara su explicación.
Pero las discusiones respecto de Randazzo son cosa de militantes. Además,
insisto en afirmar que se exageraba las cualidades de Randazzo. Otros
precandidatos quedaron atrás. Urribarri se había apresurado a marcar su
absoluta fidelidad a la etapa nacional y popular. Pero, sin restarle mérito, su
provincia ha acompañado firmemente el modelo productor de celulosa de UPM-Botnia
en Uruguay mediante extensas plantaciones de coníferas en lugar de recurrir a la
industrialización sustitutiva de importaciones.
La política (cuando no es testimonial) siempre busca
triunfar. Los candidatos testimoniales de la izquierda no lo dicen pero se consideran
superiores al resto de los argentinos porque son dueños de la teoría revolucionaria. Los candidatos de la derecha,
por su parte, en esta época andan como turcos en la neblina porque se saben perdedores. Ayer lo reconocía
Nelson Castro refiriéndose a Macri, el representante balbuceante de los grupos
concentrados.
Por otra parte, el
kirchnerismo no es la superación del peronismo. Por lo contrario, es el
peronismo del siglo XXI. Buena lectora de la historia, Cristina busca no
caer como Perón. Ha tomado nota de que las fuerzas armadas ya no son la vanguardia
de la reacción gorila, sino que ésta ha sido reemplazada por la manipulación mediática
globalizada, que opera insidiosamente sobre la opinión de las personas y
construye sentido común. Agustín Rossi (uno de los mejores cuadros con que
cuenta el kirchnerismo) está haciendo una excelente labor en Defensa y en las
fuerzas armadas, enfocadas ahora en la defensa de la soberanía como antes en la
seguridad interior asociada a la estrategia de EEUU.
Por otra parte, son incomparables los estilos de conducción
de uno y otro, Perón y Cristina.
Son distintas sus historias personales, su lenguaje, sus
gestos, y distinto también es el pueblo sobre el que operan. Pero no podemos
detenernos en el estilo, que es una visión superficial de la cuestión.
Los enemigos son otros y a la vez son los mismos y
enfrentarlos ahora es mucho más complejo que en 1950.
La elección de Zanini, por su parte, es sorprendente y
bienvenida. No importa aquí, y no
importa en absoluto, su pasado en Vanguardia Comunista. También Beatriz
Sarlo tiene un pasado parecido, escribe en La Nación y es una pérfida enemiga
del kirchnerismo. Y pasaron por el camino chino Juan Gelman, Ismael y David Viñas, el
director de la biblioteca Nacional Horacio González y muchos otros intelectuales
que frecuentaban los bares de la avenida Corrientes. Perón había aplaudido a
Mao Tse Tung en una exposición industrial en 1973.
Durante su primer gobierno había elegido como compañero de
fórmula a un radical como Hortensio Quijano, convocó a los hombres de Forja y
alteró totalmente el panorama sindical existente hasta 1945, que marchaba a
repetir la fórmula de sindicatos unidos por intereses globales o extranjeros. Que
es precisamente lo que revivió la decisión e la Corte Suprema cuando autorizó
la existencia de varias centrales sindicales. Por supuesto, el movimiento
obrero de 2005 no era el mismo de 1950.
Esos años juveniles, de los que formó parte Zanini, bien
pueden ser tomados como errores, de esos errores que están muy bien explicados
en el tema musical “Pecados de Juventud” interpretado por Raúl Carnotta.
Errores donde fuimos arrastrados por la ola universal de moda entre muchos jóvenes:
la lucha armada.
Con la ilusión como fusil
entra el chango a la vida
buscando dónde echar raíz
de su joven semilla
tan sólo encuentra la oquedad
enfrentada a la prisa.
Pecado de juventud
no comprender el cansancio
y andar buscando la luz
al costado de lo rancio,
Con la esperanza de cambiar
el destino, camina.
Pecado de juventud
no imaginar las traiciones
y jugarse a cara o cruz
porque le sobran cojones.
Con la ilusión como fusil
entra el chango a la vida.
Trabajo que es la dignidad
del hombre va mermando
y así la solidaridad
de a poco van matando.
Sobran traidores, falta fe
y el pueblo aquí esperando.
Pecado de juventud
rechazar la hipocresía
y cuerpear el impudor
de tanta frase vacía.
Con esperanza de cambiar
el destino camina.
Pecado de juventud
del hambre mal aprendido
la impaciencia y el candor
promesas de nunca olvido.
Perón no estaba dispuesto a compartir la conducción con
Firmenich, Perdía, etc., cuyos únicos antecedentes políticos se habían reducido
a unos cuantos ataques a comisarías y algún ejecución, y cuyo poder de
movilización podía explicarse por esa necesidad de cambio urgente que los
sectores más marginados de la sociedad habían asumido. Intentó que esa juventud
se fuera adiestrando políticamente, acompañando. Pero la conducción de Montoneros
pretendía compartir la conducción estratégica porque suponía que tenía suficientes
laureles.
Por otra parte, nosotros crecimos en un mundo bipolar
marcado por un Otro (un enemigo, si se quiere) definido: el Oso soviético. Y
esta juventud está creciendo en un mundo multipolar, con un Imperio que se
resquebraja y un enemigo gelatinoso, deslocalizado que aparentemente se llama
ISIS. Es sintomático que el terrorismo haya aparecido no bien se derrumbó la
Unión Soviética y que esté tan deslocalizado como la producción industrial de
las corporaciones.
Es decir, el Imperio inventó a su enemigo. La primera movida
(Bush Jr.) fue la fábula mediática de las armas de destrucción masiva ocultas
en Irak (2003) para obtener el apoderamiento privado de los yacimientos de petróleo
y el descuartizamiento de ese país en tres o cuatro territorios neocoloniales
de propiedad de las corporaciones. No es casual que allí mismo haya aparecido
ISIS.
Como bien ha marcado Cristina Kirchner, América del Sur es un
territorio de paz, alejado, en la medida en que puede, de esos enfrentamientos.
No lo puede hacer del todo: se ataca políticamente a Venezuela porque es un
gran proveedor de petróleo para el mercado norteamericano. Y los EEUU necesitan
asegurarse su provisión futura, cualquiera sea el sector que gobierne a ese
país.
En términos de esta época, toda política internacional
independiente significa luchar por la independencia en un mundo interdependiente, como pudo prever Perón tras
su retorno al país. Y no es que hable nostálgicamente: solo deseo
establecer puntos de continuidad. Porque si de alguna continuidad se puede hablar, esa es la de Néstor con Cristina y Perón.